La Sala de Usos Múltiples del Museo Etnográfico Extremeño González Santana de Olivenza acogerá el próximo viernes 16 de febrero, a las 19.00 horas, el acto inaugural de la exposición pictórica ‘Pasión por la vida’, del artista cacereño Enrique Jiménez Carrero.

Hasta el 1 de abril se podrá visitar en Olivenza una muestra que recoge algunos de los trabajos más representativos que este pintor ha realizado en la última década, marcados por el color rojo, protagonista de todas sus obras por ser el de las emociones, reflejo de vitalidad y dinamismo, y que se acompaña del blanco.

Espejos velados, azulejos arabescos o el realismo de la figura humana con una mirada única son también sellos propios de la obra de Jiménez Carrero, quien define su obra como «una loa al arte y la creación, una escapada al optimismo y la contemplación de la belleza, una desmedida pasión por la vida».

image003La exposición que llega ahora a Olivenza abarca una amplia temática que va desde la ‘Mirada a las emociones’ expresadas por mujeres ensimismadas que ríen, lloran y sienten hasta ‘Naturalezas muertas’ reflejadas en cristales, papel, azulejo, etc… Completan la amplitud de temas reflejados los ‘Retratos de Carnaval’, ‘La vida en danza’ con el conocido rostro de la bailaora Sara Baras o el homenaje a  Dalí, Rubens, Goya, Velázquez… recogido en la serie ‘Reinventando los clásicos’.

Estas piezas forman parte de la obra del artista extremeño cuyos trabajos pueden verse en el Museo Fuji de Tokio y los de Bellas Artes de Badajoz y Albacete; el de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander; el Museo Postal y Telegráfico de Madrid, así como en colecciones públicas y privadas en España, Francia, Alemania, Estados Unidos, México, Colombia, Inglaterra, Italia o Qatar. Desde 1974 su obra se ha exhibido en más de 70 exposiciones individuales en museos, galerías y otros espacios culturales.

Natural de Granadilla (Cáceres), Enrique Jiménez Carrero comenzó su formación artística en la Escuela Superior de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, estudios que termina en su homónima de San Fernando, en Madrid. Comienza a partir de entonces una obra marcada por dos períodos, el primero, de estilo hiperrealista, con constantes alegorías a su infancia, a la melancolía, al recuerdo de su tierra forzosamente abandonada.

Su segunda etapa, a partir de 1999, deriva a un realismo más vivo, con juegos de profundidad, pintando el cuadro dentro del cuadro, con un aumento del contraste cromático y luminosidad. Además de su obra pictórica, destaca en su trayectoria artística la elaboración de escenografía de diversas obras de teatro, las ilustraciones de libros y el diseño de numerosos sellos para el Correo Español y emisiones conjuntas con otros países.